A Miguel de Cervantes, el genio de las letras españolas le gustaba comer aves (un lujo entonces), la música popular que se oía y bailaba en calles y plazas en su época, los siglos XVI y XVII, y es de los primeros autores en engrandecer el vino. Son algunas de las curiosidades que aportaron ayer en las tertulias ‘La alimentación en tiempos de Cervantes’ y ‘La música popular en tiempos de Cervantes’ Jaime Olmedo, profesor de la Universidad Complutense, y Fernando Pérez Ruano, compositor, musicólogo y doctor en Humanidades, en la Universidad Libre de Infantes que prepara sus cursos de verano (a partir del mes que viene) con estas charlas enfocadas a divulgar los valores cervantinos entre la gente menos erudita.
“Yo siempre digo que El Quijote es la mejor crónica social de su época, que plasma la vida en España tal y como era”, subraya Pérez Ruano que interpretó al piano uno de los romances que aparecen en la novela, ‘Lanzadore del lago’.
Y es que el Quijote está plagado de ellos como ‘Durandarte’ o ‘Alcalaínos’, “no son inventados, era lo que se cantaba entonces. A veces se acompañaba de música con instrumentos de percusión muy simples y otras no”, explica el entendido.
Extracto del artículo originalmente publicado en Lanza Digital
