Colaboración por José Ignacio Ruiz Rodríguez, Catedrático de Historia Moderna U.A.H. Presidente de la ULI, en el programa de Feria y Fiestas de Villanueva de los Infantes 2024..
Cincuenta Aniversario de La Declaración de Villanueva de los Infantes como Conjunto Histórico Artístico (1974-2024)
Villanueva de los infantes, es conjunto histórico artístico porque tiene una gran historia. Todo lo que reflejan sus calles, sus edificios civiles, sus conventos, sus piedras…es fruto de su historia. Sin historia no somos nada. Y la historia es más que los hechos. Es la explicación del porqué de esos hechos y esto es lo que la hace más difícil de explicar a la vez que manipulable. Vamos a intentar arrojar algo de luz.
I Conquista y crisis
El Campo de Montiel es el producto de su conquista a los musulmanes por parte de la Orden de Santiago. Todos los poderes feudales participaron de la Reconquista, porque la cristiandad se expandía con un proyecto ecuménico. En nuestro caso, desde el valle del Tajo al del Guadalquivir, más o menos, se encargaron de la conquista y colonización las Órdenes Militares. La idea que hoy tenemos del Estado como entidad política centralizada, no existía. El poder estaba atomizado en múltiples poderes feudales. Incluso los monarcas eran poderes feudales (Primus ínter pares) y los referentes de soberanía eran el Papa y el Emperador. Otra cosa es que los monarcas en esas estructuras políticas reclamaran para sí, desde la recepción del aristotelismo (siglo XII), y en sus reinos, la capacidad de iperíum o emperadores en su reino, lo que suponía detentar la suprema potestas. Pero al margen de esto, en el proceso de la Reconquista de lo que se trataba, era de que triunfara una civilización, la cristiana occidental frente a otras en disputa: el islam. Las Órdenes Militares, dependientes en última instancia del papado, participaron como poderes destacados. Y, como el resto de los poderes feudales, lo hicieron con convicción, con arrojo y con lo que suponía el proyecto feudal en curso. Conviene aclarar, que, lo que en el presente se denosta y desprecia como poderes feudales, se hace desde la ignorancia y el desconocimiento de los tiempos pretéritos. No resulta fácil comprenderlos desde nuestra óptica presentista. En su tiempo fue el mecanismo más lógico de estructuración del poder. De esta forma contribuyeron a constituir un sistema sociopolítico y económico creativo y el más adecuado para aquella época.
En el caso de las conquistas que realizaron las Ordenes Militares, una parte de los dominios adquiridos se entregaba a unos determinados caballeros que contribuyeron a ellas. De esta manera pasaban a denominarse comendadores. Los titulares, como señores feudales, para que les dieran protección y defensa a los nuevos pobladores, junto a nuevas facilidades para posibilitar su poblamiento y colonización efectiva. Es lo que conocemos como el establecimiento de encomiendas. Estructuras fundamentales para el desarrollo socioeconómico y político. De esta forma, vemos que en el Campo de Montiel aparecen diversas encomiendas como son las de Alhambra y Solana, la de Bastimentas de Montiel, la de Beas, la de Carrizosa, la de Membrilla, la de Montiel y la Ossa, la de Chiclana y Montizón, la de Torres y Cañamares, la de Villahermosa, la de Villanueva de la Fuente y la Mayor de Castilla. El funcionamiento de estas estructuras que nos llevarían demasiado tiempo. Pero no todo el territorio ganado fue a constituir encomiendas, otra parte del dominio conquistado pasaba a la jurisdicción del maestre. Es lo que conocemos como el señorío del maestre o la parte maestral (en las fuentes, se denomina Mesa Maestral). Y aquí es donde hay que situar lo que llegaría a ser Villanueva de los Infantes. El propio nombre ya delata su dependencia del maestre de la Orden se Santiago que encabezó la conquista del Campo de Montiel: el infante de Aragón don Enrique, que lo hizo acompañado de sus dos hermanos, de ahí, los Infantes en plural. También formaron parte del señorío del maestre otros pueblos. Por tanto, todos los habitantes que poblaban aquellos dominios pasaban a depender Jurisdiccionalmente o bien de los Comendadores o bien de los correspondientes Maestres. Pero al margen de esta dependencia jurisdiccional de un señor de los habitadores que llegaban, con muchísima libertad, estos colonos, constituían sus municipios, llamados ayuntamientos donde elegían libremente a sus regidores para resolver sus asuntos domésticos en primera instancia. Este proceso que he descrito sucintamente, tuvo lugar entre el siglo XIII y el XV. Mientras tanto, ocurrieron muchas cosas. Frente al poder feudal establecido se produjo, desde el siglo XII, un crecimiento del poder monárquico, como consecuencia de la recepción del aristotelismo, los reyes se iban proclamando emperadores en su reino. Una manera de constituir una jurisdicción superior o suprema a la de los poderes feudales, marcando las diferencias con eso tan feudal de primus inter pares. Pero, sobre todo, se fue larvando una crisis sistémica de la cristiandad. Una crisis que fue desatada por una gran pandemia, conocida como Peste Negra que mató a la mitad de la población, de aquella cristiandad que se extendía por lo que hoy es Europa, produjo una gran quiebra en el sistema y traería un cambio de Cosmovisión.
II. Salida de la crisis política
Y aquí es donde viene lo interesante para nuestra Ciudad. El siglo XV, fue un siglo de crisis profunda de la soc1edad, de la política y de la cultura. Todo fue. Cambiando, no sin gran tensión y conflictividad social y política: Pogromos antijudíos, guerras campesinas, cambios dinásticos… etc. Todo hubo de reordenarse. Y todo empezó por el pensamiento y las ideas que produjeron los humanistas. Fueron éstos unos hombres excepcionales, que empezaron a preguntarse qué hemos hecho mal en el desarrollo de nuestra civilización. Y se dieron cuenta de que fueron demasiadas cosas. Todas derivadas de la soberbia del hombre, que orgullosos de sus éxitos (el feudalismo permitió pasar de lo que artísticamente conocemos como románico al gótico). Este espectacular desarrollo, había hecho que se fueran olvidando de los principios que fundamentaron aquel éxito. Y este movimiento de personas excepcionales, los humanistas, lo mismo en Italia (con Petrarca, Dante y otros) que, en los Países Bajos, que en España o en Sacro Imperio (estaban conectados por el latín) clamaban por la Reforma con mayúsculas. Reforma de aquel sistema político, reforma social y económica y reforma, desde luego, de la cultura. Reforma era la palabra mítica y que había que activar. Había que reformar todo el edificio civilizatorio, que hacía aguas, desde los principios que lo levantaron. Eso suponía una vuelta al pensamiento de Grecia, a la codificación a la ley de Roma, a los fundamentos antropológicos de los orígenes cristianos. En suma, a lo que se conoce como Re nacimiento o humanismo renacentista y donde se insertó como leit motiv esa Reforma que traería no pocas consecuencias cuando se radicalizó en un polo con Lutero y el protestantismo posterior.
En ese humanismo reformador es donde entra en juego nuestra ciudad. ¿Cómo afectó aquel movimiento reformador en nuestra tierra? En lo político, fruto de un proceso centralizador y de prevalencia de las monarquías frente a los poderes feudales: aquella, que emergía como defensa del bien común frente a los particularismos feudales. En el caso hispano y castellano, este fenómeno lo tenemos ejemplificado con el reinado de la reina Isabel o lo que se suele decir, para toda España, con los Reyes Católicos. La proyección territorial de mucho de aquello consistió en que la titularidad de los maestres de las Órdenes Militares, la máxima autoridad de esos institutos, a medida que iban muriendo en lugar de permitir que los capítulos eligieran nuevo maestre, esas competencias, los Reyes Católicos conscientes del enorme poder que concentraban se las traspasaron. Decapitaban así, el poder de unas instituciones que fueron esenciales en la construcción de la civilización en la Edad Media. Naturalmente, todo lo hacían de manera legal y, como la dependencia soberana era del papa, este despachaba las correspondientes bulas pontificias.
Esto significó que, en los dominios del maestre, en nuestro caso, la villa de Villanueva de los Infantes que no tenía dependencia con ninguna encomienda porque era dominio del maestre, se erigiera en cabeza de la comarca y del dominio santiaguista, es decir, de todo el Campo de Montiel y, por lo tanto, en cabeza de gobernación. Lo monarcas, desde entonces, colocaban un representante y servidor de la Corona que serían los gobernadores, lo que les sirvió, junto a los corregidores en las ciudades y villas del reino para levantar un Estado Moderno que marcaba distancias con el feudalismo particularista medieval. Desde entonces, el poder de los gobernadores creció al mismo ritmo que decaía e de los comendadores. De esta manera, a lo largo del siglo XVI se fue gestando la decadencia política y económica de las encomiendas, y sus cabeceras (Montiel, Villahermosa…) y de los comendares en favor de la gobernación y los gobernadores. Estos serían los protagonistas de los siglos modernos. Sin embargo, el título de comendador, en una sociedad del honor, mantuvo un prestigio social propio de la dignidad que viene expresada en la cultura del barroco.
Todo esto tenía lugar en el siglo XV. Infantes adquiere el título de villa en 1421. A partir de este momento y ya en el siglo XVI, a la sombra de su desarrollo político, como cabeza de gobernación, tribunal de justicia en apelación, establecimiento de la vicaría, el asentamiento de las órdenes religiosas… etc., tiene lugar su desarrollo urbanístico y monumental que hoy vemos y conocemos, con sus plazas, sus conventos, algunos desaparecidos en la guerra y un patrimonio pictórico y escultórico (muchísimo también desaparecido con las desamortizaciones y otras acciones humanas) que todavía se halla recogido en algunas de sus iglesias, capillas y otros lugares que mejor no nombrar para evitar tentaciones de los amantes de lo ajeno. Pero esto es solo una pincelada impresionista del aspecto político en el que surgió la grandeza de Infantes. Si nos referimos a lo espiritual o cultural la cosa podría pasar de una pincelada a una pintura de detalle barroco. Pero no teman que no la voy a hacer. Solo pasaré de puntillas.
III. Salida de la crisis cultural
Para empezar, no me queda más remedio que nombrar al patrono de nuestra universidad: Santo Tomás de Villanueva (en el siglo Tomás García Castellanos). Esto ya sería para no acabar porque fíjense en tres cosas sobre las que se han gastado ríos de tinta: CARIDAD, MISERICORDIA Y SU COROLARIO, EL AMOR. Esas tres cosas era santo Tomás y con esto no habría que decir más. Tan solo he de añadir que fue no solo un humanista de pensamiento sino de obra, hasta su muerte. Fue uno de los primeros licenciados en salir de la primera universidad humanista de España: la de Alcalá. La que fundó el gran humanista que fue Cisneros. Existía una universidad más antigua y clásica que era la de Salamanca, una universidad escolástica de dominicos, los grandes predicadores del medievo. Pero Tomás, no fue allí. Se fue a la de Alcalá, a la de franciscanos. La universidad donde se preparó todo el magma cultural de Renacimiento hispano y dónde se buscaba la Reforma cultural y por ende social que se necesitaba en toda la cristiandad latina y que encabezaba España. Hay que recordar que Carlos I además, fue el emperador de Sacro Imperio. De esa universidad humanista salió este gran hombre que fue Santo Tomás. Y desde allí se proyectó su nombre allende los mares donde nos encontramos con universidades que llevan su nombre y que también es el de nuestra ciudad porque le acompaña el sobrenombre de Villanueva: en la Habana, en Nueva Jersey, en Manila… Por todo el mundo aparecen universidades con su nombre y el nuestro que lo acompaña. Podríamos hablar mucho del protector de los pobres y de él como imitatio christi. Pero no les voy a aburrir porque aquí todo el mundo lo conoce. Podríamos enumerar, junto a él, y en nuestra tierra y ciudad, a un elenco de nombres humanistas, prebarrocos y barrocos hasta llenar páginas y páginas. Sí se tratara de cantidad, la lista se haría prolija: Jorge Manrique, Ballesteros, Simón Abril, Bustos, Mejía, Jiménez Patón, Canuto y un largo etcétera. Pero más que el número me interesa destacar el fondo. Y es que, en nuestra tierra arraigó el humanismo de manera muy especial. No les voy a contar cosas que ustedes ya saben de sobra. Pero me gustaría llamar la atención sobre algunos aspectos que seguro que nos suenan a todos. Y es la figura del caballero aquí tan arraigada. Nada menos que detentamos el título del caballero más universal que existe y ha existido, don Quijote de la Mancha. ¿Dónde fue a fijarse don Miguel de Cervantes en un ideal de caballero? En nuestra tierra y muy posiblemente en nuestra ciudad. Ahí tenemos la Casa del Caballero del Verde Gabán, descrita por Astana Marín para ser admirada.
Por aquella época, finales del siglo XV y principios del siglo XVI los humanistas se prodigaban en escribir sobre cómo reformar aquella sociedad y partían de un principio fundamental que era transformar el corazón del hombre, construir un nuevo hombre que diera como resultado una sociedad más justa y armoniosa. Y ese hombre solo podía fijarse en un ejemplo que no era otro que la imagen de Cristo. Todos los humanistas se referían a esa “imago christi” y a la imitatio christi. Tomás de Kempis en el Sacro Imperio, Pícolo de la Mirandola en Italia, Erasmo de Roterdam en los Países Bajos, Pedro de Villacreces, Alfonso de Madrigal, Santo Tomás en Castilla… etc. Todo cambio político, social o cultural debía pasar por esta transformación interna del hombre. Un hombre construido a la imagen de Cristo, que sufrió y padeció para redimir a sus hermanos. Por eso, este humanismo se denomina cristiano. Otros humanismos, como es el ilustrado, el derivado de la Ilustración se ha fundamentado en un principio distinto. Parte de una premisa falsa y es la de considerar la bondad natural del hombre mientras que trasladan a la sociedad la responsabilidad de su maldad. Esto es lo que ha llevado a las ideologías sociales a que se deba cambiar la sociedad para hacer al hombre bueno. Craso error, porque esto es como poner la carreta delante de los bueyes. De esta visión, que no de aquella, salieron valores como el beneficio y se alejaron de fas virtudes, entre las que destaca la justicia por encima de todo.
Volviendo a los humanistas del XVI que hicieron de nuestra España la bandera de la civilización universal en el Viejo como el Nuevo Mundo, me gustaría conectar a uno de los más grandes de ellos, Erasmo de Roterdam con el mayor genio de fa literatura universal, don Miguel de Cervantes. Erasmo escribió un libro en latín que llevaba por título Enchiridion Militis Christiani, dicho en roman paladín, Manual del caballero cristiano. Un libro pedagógico que explica el ideal de cómo debe ser un caballero. Y qué es lo que hace Cervantes cuando escribe su libro, pues que convierte a don Quijote en el ideal de caballero que todo humanista desea. Y ahí lo tenemos, defendiendo las virtudes cristianas. Defensa del débil y menesteroso, redimiendo a los cautivos, llevando la justicia donde quiera que fuera… y todo lo demás. Pero no solo eso. Lo hace utilizando la clave del humor, la sencillez y la crítica. Porque lo que pretende es Reformar la sociedad desde la crítica constructiva como hacían los humanistas y a la cabeza de todos Erasmo. Seguro que muchos de ustedes conocen el libro de Moriae Ecomium o El Elogio a la locura de Erasmo. Es un canto a la locura para desde el humor mordaz, crítico con la sociedad y con sus gobernantes clama para la Reforma en profundidad. Es lo mismo que hace Cervantes con la locura del ingenioso hidalgo, una llamada de atención, pero ahora con la deriva de una sociedad que adentrada en el barroco (historias dentro de historias) se dirigía hacia principios y valores novedosos que habían mutado en favor de un beneficio lucrativo. Todo motivado por el desarrollo del comercio a larga distancia y que era mas propio de un capitalismo materialista en franco abandono del humanismo cristiano y que por otra parte venia alimentado por el pensamiento reformado del mundo protestante. Les podría contar porqué esto fue así como la reforma social, fundamental para explicar el tema de la expulsión de los conversos, pero fin de no cansar, lo dejamos para otra ocasión.
Epílogo
Como epílogo, toda esta historia de vida, de personas, de poder, de cultura y mucho más, toda ella se halla escondida y oculta, pero es la que soporta y levanta nuestra riqueza monumental, sus calles, sus puertas y patios que se abren al público todos los años, sus moradas, su tradición y tanta riqueza que atesora. Esto fue lo que le dio el marchamo para que, en 1974, fuera declarada Patrimonio Histórico Artístico. De ello se ocuparon algunas personalidades encabezadas por el entonces alcalde don Miguel Fernández, de Sevilla, don Vicente López Carricajo, don José Valle y alguno más. A todos les debemos gratitud.
Para eso nació, también, nuestra Universidad Libre de Infantes, para desde el pensamiento y estudio desentrañar nuestros tesoros ocultos y rescatarlos del olvido no como mero deleite del pasado sino para fundamentar un nuevo renacimiento humanista que nos impulse hacía una nueva realidad que nos libere de la tiranía de la materialidad y nos conduzca hacia un nuevo humanismo de fraternidad y amor a los demás, que nos vertebre como sociedad. Para ello contamos con nuestros regidores del presente que nos apoyan en tamaña empresa.
José Ignacio Ruiz Rodríguez
Catedrat1co de Historia Moderna U.A.H.
Presidente-Rector Universidad Libre de Infantes
Santo Tomás de Villanueva